Proyecto Museo del Departamento de Física, FCEyN, UBA

Pieza # 091

Pieza 091

Información Disponible
# 91
Denominación identificatoria Vaso de Tántalo
Función Demostración
Principio de funcionamiento Sifón intermitente
Referencias locales
Marcas
Época Fines del siglo XVIII
Referencias bibliográficas
Referencias en Internet http://spazioinwind.libero.it/gabinetto_di_fisica/meccanicaf/gas1.htm
Referencias personales
Comentarios Completamente in vetro, con sifone e cono normale smerigliato da applicare nel piede del bicchiere. Poiché il fondo del vaso è attraversato dal ramo lungo del sifone, l'efflusso dell'acqua ha inizio quando il suo livello sorpassa il gomito del sifone e cessa allorché raggiunge il termine del ramo breve. Avendo cura di far giungere l'acqua nel bicchiere per mezzo di un tubo la cui sezione sia minore di quella del sifone, l'efflusso viene reso automatico ed intermittente. Regolando un rubinetto, se ne varia la frequenza.

El castigo de Tántalo remeda la cena que determinó su confinamiento definitivo en el inmenso asilo de las almas que Plutón gobierna bajo la tierra. La cena se realizó un día en que Tántalo convidó a sus amigos los dioses a un gran banquete en su palacio. Todos los inmortales del Olimpo, comparecieron. No imaginaban las malas intenciones de Tántalo rey de Frigia, a pesar de las innumerables faltas por este cometidas. Una vez había revelado a sus amigos mortales conversaciones que eran del exclusivo interés de los dioses. En otra ocasión robó néctar y ambrosía (bebida y comida de los dioses) para deleitar a sus concubinas. Y en cuanto al perro de Júpiter, que le había pedido prestado a Mercurio, Tántalo no se molestaba en devolverlo. Parecía que ese acomodado e irreverente señor de la Tierra quería jugar con los dioses. Apetitosas y humeantes, las fuentes de vituallas atravesaban el salón en todas direcciones. Criados engalanados colocaban en los platos de los divinos comensales enormes porciones de carne rosada. No se daban cuenta de que involuntariamente, se hacían cómplices de un doble crimen. Se percibía sin embargo, una atmósfera sospechosa. La mirada de Tántalo revelaba intenciones malvadas. Los inmortales contemplaban sus platos sin moverse. Sólo Ceres, sin darse cuenta de nada, se sirvió de su porción con gesto delicado. Pero al probar el alimento se dio cuenta de que era carne humana: la de un omóplato. Los dioses se levantaron indignados. Era la última broma del rey de Frigia. Broma trágica además: el cuerpo servido en el banquete pertenecía al propio hijo del anfitrión. Era un crimen digno de la furia implacable de las Erinias. Además de un desafío a la paciencia y la sabiduría de los inmortales. Homicidio y sacrilegio. Castigo: el Tártaro. Para Tártaro, el infierno es un inmenso lago. Con agua hasta las rodillas, el condenado no puede saciar su eterna sed, pues el liquido le resbala de la boca, rehusándose a humedecerle la garganta. Rodeado de árboles cargados de frutas, no puede aplacar el hambre pues las ramas se le escapan de las manos. Y Tántalo sueña con asados y néctares, dispuestos en una gran mesa preparada sólo para él. Pero nunca los podrá alcanzar por mas que se esfuerce.

Las correcciones y nuevos datos enviarlos a Guillermo Mattei indicando claramente el número de pieza.


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Última actualización: ddmmm05, Comentarios sobre la organización de la página: Guillermo Mattei